La resiliencia en la familia.

La familia resiliente.

            En primer lugar presentar una definición de las muchas que existen sobre que es la Resiliencia. La Resiliencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo de personas de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro.

            Aplicando este concepto a la familia, podemos decir que la familia resiliente es aquella que facilita el desarrollo de la capacidad de seguir creciendo frente a las adversidades a cada uno de sus miembros y siguen manteniendo la unidad. La familia resiliente es aquella que consigue entender los acontecimientos de la vida como parte de un proceso continuo y constructivo de perturbaciones y consolidaciones.

            En estas familias los padres constituyen el “yo tengo” que ayuda a desarrollarse el “yo soy” y el “yo puedo” de cada uno de los miembros de la familia.

            La familia resiliente crea formas activas, saludables y sensibles de satisfacer las necesidades y el desarrollo de los miembros de la unidad familiar.

            Una familia resiliente desarrolla las siguientes condiciones:

  • Establece una estructura y unas reglas claras dentro del hogar.
  • Los padres se dan apoyo mutuo.
  • Diseñan estrategias familiares para afrontar las situaciones eficazmente.
  • Aplican prácticas de cuidado y crianzas de los hijos adecuadas y efectivas.
  •  Establecen una interacción y vínculo afectivo entre padres e hijos con mucha estima.
  • Los padres fomentan las expectativas positivas sobre el futuro de sus hijos.
  • Mantienen responsabilidades compartidas en el hogar.
  • Los padres dan ayuda y apoyo a las actividades escolares de sus hijos.
  • Potencian y fortalecen los vínculos familiares y las relaciones externas (amistad, vecindario).
  • Permiten la participación de toda la familia en actividades extrafamiliares (grupos, asociaciones, clubes, parroquias,…)
  • Ofrecen oportunidades de desarrollo y responsabilidades extrafamiliares como voluntariado, trabajo, estudio.

         Reflexionar un poco sobre estos puntos puede orientarnos en la potenciación de la resiliencia en nuestras familias, característica cada vez más importante para un buen crecimiento y desarrollo de las mismas.

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